El 17 de octubre de este año tal fue publicó una nota de prensa dando cuenta que: «los diez ex alumnos que denunciaron haber sido abusados sexualmente en el Colegio del Salvador de la Ciudad de Buenos Aires entre 2000 y 2003 recurrieron a la Corte Suprema de Justicia para evitar que prescriba la causa contra César Fretes, el tutor del establecimiento, y otras autoridades de esa entidad educativa».
¡Los curas como desayuno porteño se comen los pebetes!: Aberrante mundo de la pedofilia, el caso del colegio en el que Francisco fue profesor
Pero los exalumnos tienen un problema: el religioso César Fretes falleció en 2015, por lo que sólo es posible hacer uno de los llamados juicios por la verdad, cuya finalidad es esclarecer lo sucedido, pero sin expectativas ni posibilidades de sancionar penalmente al responsable. En total unas 40 personas dicen haber sido víctimas de Fretes.
Los abogados de las víctimas denunciaron a Rafael Velasco y a Ricardo Moscato, que fueron rector y vice del colegio al momento que tuvieron lugar los abusos. La edad de las víctimas iba ente los 10 y los 12 años y los hechos tenían lugar en ocasión de los retiros espirituales organizados por el colegio. Otra cosa que se les imputa a ambos es el haber mirado de otro lado cuando Fretes retiraba a los chicos de clase para encerrarse con ellos en una oficina cuyas ventanas tapadas hacían imposible ver desde afuera lo que pasaba adentro.
El Papa Francisco ha sido acusado por una organización global de supuesto encubrimiento de al menos tres casos de sacerdotes denunciados por pedofilia. Un anuncio que se conoce poco después de la cumbre convocada por el Vaticano para la prevencion de los abusos sexuales. (poc) pic.twitter.com/gSoT9gi917
— DW Español (@dw_espanol) March 8, 2019
Por su parte la Compañía de Jesús tomó distancia a través de un comunicado según el cual se pusieron a disposición de las víctimas prestando “toda su colaboración para que los oficiales intervinientes pudiesen desarrollar el procedimiento a fin de que se puedan aclarar los hechos bajo investigación”. Al mismo tiempo señaló que Fretes “fue separado de inmediato de sus funciones en el Colegio del Salvador al conocerse la primera denuncia hacia finales del año 2003″.
Las víctimas tienen otra versión sobre el destino de Fretes. Según ellos, el colegio “no solo no lo denunciaron ni lo investigaron ni lo expulsaron, sino que le dieron apoyo económico para rehacer su vida, mientras nos dejaron a las víctimas conviviendo con nuestro dolor en silencio”.
El 15 de marzo de 2023 la periodista Cecilia Di Lodovico publicó en Infobae una carta difundida por las víctimas de Fretes, cuyo texto completo es el siguiente:
El viernes pasado la justicia realizó un allanamiento en simultáneo del Colegio del Salvador (CABA) y del Centro Loyola (Colegio Máximo, de San Miguel). El objetivo era dar con toda la información disponible sobre el jesuita César Fretes, en el marco de la denuncia penal que presentamos recientemente en la justicia. Fretes trabajó en el Colegio del Salvador entre 1995 y 2003, donde abusó sexualmente de más de 40 niños.
La noticia del allanamiento nos dejó mucho para reflexionar. En primer lugar, mostró acciones concretas por parte de la justicia, y la determinación de esclarecer los hechos que denunciamos.
En segundo lugar, reflejó nuevamente las mentiras y manipulaciones por parte del Colegio del Salvador y la Compañía de Jesús. El comunicado que publicó la institución -escrito a las apuradas y sin fecha, luego de que la noticia aparezca en los medios-, da cuenta de esto.
Allí explican que al siguiente día hábil del allanamiento aportaron “mayor información que la existente en las sedes educativas, ya que la misma se encontraba en la Sede Curial donde no se dispuso a allanar”. Lo que olvidan decir es que la Sede funciona exactamente en el mismo edificio del Colegio del Salvador. En lugar de aportar directamente la información, pareciera que esperaron a que pase el fin de semana para determinar qué información brindar a la justicia.
Sin ir más lejos, entre la documentación presentada, me llamó la atención la ausencia de mi propia declaración frente al jesuita Álvaro Pacheco, quien en una carta que recibí en diciembre del 2019 me aseguró que “queda registrada tu denuncia”. Ese registro, que guardaría mi nombre de forma confidencial, no aparece. Esto me permite sospechar que todavía hay información que no están aportando a la justicia.
Por otra parte, en dicho comunicado nuevamente mienten al decir que recién en el año 2003 se enteraron de los abusos de Fretes. Varios testimonios -presentes en el expediente- confirmaron que en el Colegio sabían que de estos abusos al menos desde 1998. Sorprende que en medio de un proceso judicial tengan la osadía de mentir descaradamente a la comunidad educativa.
También mienten al decir que “en aquellos años” no tenían la obligación de presentar la denuncia ante la justicia. Desde 1994 la Convención sobre los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes tiene rango constitucional en la Argentina. A su vez, la ley 114 de la Ciudad de Buenos Aires, sancionada en el año 1999, establece en su artículo 39 que “toda persona que tomare conocimiento de la existencia de abuso físico, psíquico, sexual, trato negligente, malos tratos o explotación de niños, niñas y adolescentes debe comunicarlo inmediatamente a los organismos competentes”.
Toda la información presente en el expediente da cuenta que no cumplieron con esta obligación, y que mienten al decir que no estaban “facultados para denunciar”, habiendo tomado conocimiento en dichos años de más de media docena de casos de abuso por parte de Fretes.
Con respecto a la información incorporada luego del allanamiento, algunos aspectos resultan llamativos. En diversos comunicados la Compañía de Jesús afirmaba que Fretes fue trasladado a Mendoza en el año 2003 con la “prohibición de interactuar con menores”. Una especie de “castigo” para impedir que siga “provocando daño”. Lo que se desprende de la documentación es todo lo contrario.
A Fretes se le asigna el nuevo destino y en marzo de 2004 se le agradece por carta “el valioso servicio” que brindó en sus años en el Colegio del Salvador. En cuanto a la “prohibición de interactuar con menores”, no había ningún tipo de control. La displicencia fue total, al punto que la comunidad de Mendoza no había sido informada de los sucesos ocurridos en el Salvador. Fretes se movía con total libertad. En la documentación consta que durante el año 2004 asistió a la Escuela Padre Llorens, del barrio San Martín de Mendoza, así como volvió al Colegio del Salvador “de visita” en ese mismo año sin que nadie haga algo por impedirlo.
Otra de las cosas que nos quisieron hacer creer desde la Compañía de Jesús fue que Fretes fue “expulsado” en el año 2007, luego de una “investigación interna”. En la documentación consta que Fretes presenta “libremente” su renuncia, y que incluso la Compañía de Jesús lo ayudó económicamente durante meses hasta poder “reinsertarse” en la sociedad. Es decir, no solo no lo denunciaron, ni lo investigaron, ni lo expulsaron, sino que le dieron apoyo económico para rehacer su vida, mientras nos dejaron a las víctimas conviviendo con nuestro dolor en silencio.
Por último, quisiera remarcar mi sorpresa -que ya pasó por el dolor y la decepción- ante la falta de respuesta por parte del Papa Francisco. En los últimos dos años y medio he enviado cartas a él y a sus colaboradores solicitando su intermediación. La última fue en octubre del 2022 con la firma de 14 víctimas. El Papa no solo fue jesuita sino incluso docente en el Colegio del Salvador, lo cual hace aún más llamativa su falta de respuesta y empatía.
Sabemos que nos queda un largo camino por recorrer en nuestra búsqueda de justicia, pero hemos formado un grupo humano fuerte, que cuenta con el apoyo incondicional de familia, amigos y un gran equipo de abogados.
Seguiremos caminando juntos, cerrando viejas heridas y alzando la voz para que estos hechos no vuelvan a ocurrir.

