Contra la mafia de la justicia federal: ¡Bombazo judicial! De Pedro y Caputo cocinan a fuego lento una Corte Suprema de 7 patas y con cupo femenino

En un giro que promete sacudir hasta los cimientos del Palacio de Tribunales, el Gobierno puso en marcha un ambicioso plan para rediseñar la Corte Suprema de Justicia.

Tras el traspié con las frustradas designaciones de Ariel Lijo y Manuel José García-Mansilla, el oficialismo parece decidido a pasar de la teoría a la acción… ¡Pero con sabor a consenso político!

El secreto de esta jugada: un cara a cara casi clandestino entre el senador kirchnerista Eduardo “Wado” de Pedro y el asesor presidencial Santiago Caputo.

Se dice que ambos llevan semanas afinando detalles para evitar otro papelón en el Senado y, especialmente, para no enfrentarse con la feroz oposición que ya huele “mesa judicial” a kilómetros de distancia.

¿Qué está en juego?

• 7 magistrados en lugar de 5: la propuesta más comentada, impulsada por el salteño Juan Carlos Romero (colega de viaje de La Libertad Avanza), busca ampliar la Corte a 7 jueces.
• Paridad de género obligatoria: como topping de modernidad, el mismo proyecto incluye una cláusula para garantizar igualdad entre hombres y mujeres en el máximo tribunal.
• Oportunidad de oro: para los libertarios, sumar 2 cargos y exigir cupo femenino no sólo luce progresista, sino que también sería el pasaporte ideal para un pacto con el kirchnerismo. De ese modo, se evitarían interminables debates jurídicos y el feu de brousse de los “entes de control”.

La jugada, según fuentes de Palacio, consiste en reactivar de inmediato un plenario conjunto de las comisiones de Asuntos Constitucionales y de Justicia del Senado. Ahí, los 8 proyectos (sí, ¡8!) que duermen el sueño de los justos se moverán de golpe, con la calma y la tensión de un reloj de titanio.

El oficialismo insiste en que la reforma no es un “capricho bonapartista”, sino la oportunidad de democratizar la Corte y desactivar viejas lógicas de poder. Sin embargo, críticos de la oposición advierten que aumentar cupos puede derivar en un “festival de recomendaciones políticas”.

Mientras tanto, De Pedro y Caputo siguen sus charlas maratónicas: café, apuntes, guiños y, sobre todo, mucho sigilo. Porque en el barro político argentino, quien ríe último… Ríe mejor. Y, a juzgar por la última movida, el Gobierno parece tener una carcajada de siete voces.