El valor de un artista no se calcula en riqueza material ni en activos financieros. Los músicos que perduran dejan un legado invaluable: sus canciones, que se convierten en patrimonio colectivo. Cada artista acumula una fortuna de conexiones emocionales con miles de personas que comparten sus sentimientos.
Fito Páez es un artista excepcional.
En su concierto en el Movistar Arena, demostró su grandeza con temas como «Viejo mundo», «Circo Beat», «Mariposa Tecknicolor» y «Un rosarino en Budapest». Conectó con su historia y la actualizó, y el público vibró con él.
La riqueza artística no envejece. Fito Páez revisita sus clásicos sin necesidad de justificación.
En su espectáculo, fusionó pasado y presente. La primera parte, con su debut solista, fue emotiva y cool, con momentos energéticos en «Rumba del piano» y «Un rosarino en Budapest». La segunda parte estalló con «Circo Beat» y «Mariposa Tecknicolor», y el público cantó junto a él.
La banda respaldó perfectamente a Fito, reconstruyendo sus canciones con brillo y emoción.
«Estoy en shock, emocionado… debo concentrarme para llegar al final», dijo Fito tras «Mariposa Tecknicolor». Quedaban temas como «Tema de Piluso», «Cerca, Rosario siempre estuvo cerca», «El jardín donde vuelan los mares» y «Si Disney despertase».
La noche culminó con «Nada del mundo real» y un emotivo «Ciudad de pobres corazones». Fito brilló en una faena musical llena de amor y pasión.
El valor de un artista no se mide en dinero. La multitud se dispersó con el alma enriquecida. La vida y la canción son monedas invaluable.
Páez 4030 repite sus shows en Buenos Aires los días 12, 15 y 16 de noviembre y 12 y 13 de diciembre, en Rosario el 30 de noviembre y en Córdoba el 4 de diciembre.