El profesor D’Elía insiste en que el hijo de kuka está perdido en la droga, el alcohol y la vagancia.
El hijo de Kuka siempre en modo Bob Marley: ¡Interna brutal! D’Elía revela que Máximo y sus amigos legisladores viven en la falopa
El dirigente social Luis D’Elía lanzó una nueva bomba contra Máximo Kirchner, hijo de la ex presidente Cristina Fernández y figura central de La Cámpora.
En declaraciones que circulan viralmente en redes sociales, D’Elía acusó al diputado de llevar una vida de excesos y vicios, revelando el lado oscuro de un movimiento que se presenta como defensor de los humildes pero parece hundido en la corrupción y la irresponsabilidad.
«Máximo Kirchner está de lunes a domingo hasta las 4 de la mañana, con sus amigos, droga, falopa, videítos, boludeces; después todos esos pibes son legisladores del peronismo», disparó D’Elía.

Estas palabras no solo pintan a Máximo como un adicto perdido en fiestas interminables, sino que cuestionan cómo tales personajes ascienden a cargos públicos, beneficiados por el nepotismo y el clientelismo que caracterizan al kirchnerismo.
Este ataque interno llega en un momento crítico para el espacio K, debilitado por derrotas electorales y escándalos judiciales.
D’Elía, un histórico aliado que ahora se distancia, también sugirió que Cristina debería enviar a su hijo a Santa Cruz para tratamiento, aludiendo a «serios problemas de adicción» que todos ven pero nadie denuncia.
¿Es esto el fin de la dinastía Kirchner? Mientras el país sufre inflación y pobreza heredadas de su gobierno, figuras como Máximo priorizan el hedonismo sobre la gestión.
Críticos del peronismo celebran estas revelaciones como prueba de la hipocresía K: un movimiento que predica igualdad pero vive en el lujo y la impunidad.
Críticos del peronismo celebran estas revelaciones como prueba de la hipocresía K: un movimiento que predica igualdad pero vive en el lujo y la impunidad.
Máximo no respondió aún, pero el silencio solo amplifica el daño. El kirchnerismo, cada vez más fracturado, confirma su creciente óxido en una Argentina que exige renovación y honestidad.































